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domingo, 28 de marzo de 2010

Domingo lúdico...

El domingo fue nuevamente el día de los voluntarios. Tenía esperanzas de bucear, lo admito, pero tuve que trasladarlas a más adelante. Se planteaba un día soleado, y algo que también tenía muchas ganas era pasear en kayac por la bahía, y hacer snorkel a modo de consolación. Así que, después de hacer un trato con Javier, otro voluntario al que no le gusta mucho el mar, decidimos ir en kayac y snorkelear por la mañana y a la catarata Genio, deseo de Javier pero también de los demás, por la tarde… Todo fue muy tranquilo, conocimos una gruta que atraviesa el acantilado a la bahía de al lado, vimos corales, muchos peces y entre ellos algunos peces loro, mariposa y también tiburones justo en la separación del arrecife con el banco de arena que se separaba a unos 10 metros de profundidad… encima de un peñón cercano, tras atravesar remando los amarres, se dejaban observar casi inmutables unas aves a muy poca distancia… eran de tamaño mediano, color gris marronoso, muy brillante, con pico semejante al de una gaviota, parte superior de la cabeza blanca y patas membranosas para nadar. Después del almuerzo yo decidí adelantarme hacia la cascada solo, quería tranquilidad para escribir y silencio para no ahuyentar a las aves que quería fotografiar. Quizás era una mala hora para ello, pero el paseo en total contacto con el bosque, sin más perturbaciones que el sonido del agua al caer entre roca y roca, era gratificante por el solo... Finalmente, me alcanzó Javier, pudimos bañarnos en las aguas frescas y limpias de la cascada y disfrutamos de una buena conversación. El lugar es cautivador, hace detenerse el tiempo entre la caída interminable de agua y la gran poza que ha creado su fuerza en las lluvias intensas de temporada… Una vez más mi imaginación se vuelca en pensar que la naturaleza puede ser la cosa mas bella y generosa que se pueda el mundo imaginar, pero con la más temida energía y la peor furia desatada al mismo tiempo...

viernes, 26 de marzo de 2010

Reencuentro con la mar...

A las 2 de la mañana listos en la orilla de la playa de Bahía Wafer para acercarnos en zodiac a la Cocos Patrol 1. Es el reencuentro desde que llegué a la isla con el barco que compartió conmigo la aventura de cruzar parte del Pacífico. El sueño es latente, nadie dice nada más de lo necesario, pero al abordar el barco empezamos con la actividad, nos acompaña un guardacostas, armado… hay que repasar los motores, deshacer amarras, conectar radares y buscar los pesqueros que se hayan introducido en el área protegida… Salimos, de noche, hay tal calma que hasta las estrellas se reflejan en el agua, poco a poco aumentamos las revoluciones de los motores hasta alcanzar el primer barco y único de la noche, supuestamente está de paso, la corriente lo ha introducido dentro… obviamente no se espera que diga la verdad, pero se toma nota…. Al amanecer se ve cómo el sol, totalmente anaranjado, rompe el horizonte iluminando la isla que tanto había esperado conocer. Intento ser consciente de ello, y es que aunque a estas alturas he aprendido a disfrutar de la isla, he tenido que eliminar distracciones e ignorar ciertas situaciones que provocaron profunda desilusión. Pero me conformo con lo que tengo, lo que puedo hacer y lo que he vivido, tenía que venir y no me arrepiento, estaría arrepentido si me hubiera rendido después de tanto esfuerzo por conseguir llegar hasta aquí… Así que, ese día también, algo me defraudó a nivel personal… pero todo el mundo sabe que “Dónde manda capitán no manda marinero”, así que marinero se fue a cubierta, en proa, a disfrutar del agua salada, solitario, como suelen ser los marinos que viven las mejores aventuras junto a su amante, la mar… Y ella supo escucharme, en menos de un minuto deshizo mi soledad acercando, casi al alcance de mi mano, un grupo de delfines llenos de alegría, brillantes, enérgicos y comunicativos. Me decían algo que no entendía muy bien con sus sonidos agudos pero inexplicablemente llenos de alegría. Realmente se divertían jugando alrededor de nuestra quilla que rompía un mar azul intenso, en calma, de apariencia especular… Las aves se acercaban, curiosas, a conocernos desde el aire, y la isla, majestuosa, honraba con su presencia toda la jornada… Al volver a el fondeo en Bahía Wafer, después de casi doce horas de patrulla, saltamos al acecho de otras dos embarcaciones ilegales. Nuevamente al llegar tenían montada la escusa para disuadir cualquier denuncia, uno se puso a remolcar a otro por una supuesta avería… Tomamos nuevamente rumbo hacia Bahía Wafer conociendo así, a nuestro paso, numerosas cascadas que vierten al mar entre una frondosa vegetación, dándole a la isla su aspecto paradisiaco que la hizo ser, para el distinguido Jacques Yves Cousteau, la isla más bonita del mundo…

Investigación de Mamíferos introducidos...

Hace dos días tuve el privilegio de trabajar con Pablo y Luz, están investigando sobre mamíferos introducidos en la isla. Muchos años atrás, los primeros colonizadores trajeron cerdos, gatos, ratas, venados... que no son propios de la isla, y causan un efecto distorsionador de como tendría que ser sin ellos, quizás más enigmática aún... y posiblemente hayan influido en algunas especies que si estaban presentes... Hicimos el sendero de "Los Llanos", uno de los senderos más bonitos que solo está accesible para investigadores. De hecho, la isla solo cuenta con tres senderos para turistas: El sendero a Chatan, la bahía de al lado que recibe a la mayoría de embarcaciones de turismo. Se hace en una hora. El sendero a la Cascada Genio, una cascada de gran belleza a la que se accede a través del cauce del propio río. La caída da a una poza de unos 4 metros de profundidad donde bañarse en agua fresca y, si se quiere como en mi caso, snorkelear un poco en búsqueda del posible escondite del tesoro. Ésta presa surte de agua a la presa Genio, que forma parte del proyecto hidroeléctrico de la Isla. Se puede recorrer en 40 minutos. Y el sendero más largo, a Cerro Yglesias, el punto más alto de la Isla que se hace en unas 3 horas si se toma con calma... Volviendo a Los Llanos, al final del sendero nos tomamos el almuerzo, luego me enseñaron otra cascada bastante oculta en el espesor de la isla, y que abordamos desde la parte superior, lo que impresionaba mucho más por verse uno en un resbalón a una caída de unos 40 metros... Luego nos refrescamos en una pequeña y tranquila poza entre arboles y con una cascadita de un metro, con una piedra que sobresale del agua donde sentarse... un lugar especial para meditar y comunicarse con la naturaleza en el que pasaron por mi cabeza varios pensamientos recientes, lo que me ayudó sosegar mi mente de inquietudes improductivas... Pero finalmente nos pusimos a lo que íbamos y recogimos 50 trampas para ratas y así observar capturas y recapturas... No tuvimos suerte... Fue un día diferente, me lo pasé muy bien y descubrí sitios que no mucha gente que viene a la isla puede conocer... Desde aquí quiero agradecerle su amabilidad a Luz y Pablo...

miércoles, 24 de marzo de 2010

Mejor o peor, todo trabajo tiene su recompensa...

Ya llevo varios días en la isla. Últimamente he tenido dificultades con la conexión a Internet, el estar lejos del continente hace más delicadas todas las comunicaciones. A pesar de todo esto, la base Wafer, como se llama donde estamos situados, posee unas buenas instalaciones de telefonía y de energía hidroeléctrica gracias a la compañía telefónica costarricense, pero no siempre rinden como deberían. Aquí, una de lascosas que hay que tener muy en cuenta, es que cualquier accidente menor en el continente puede convertirse en un problema en la isla, ya que el centro médico más cercano está a más de 500 km de distáncia… y se tarda casi 40 horas en llegar… Por eso se nos pide mucho cuidado en todas nuestras actividades o trabajos. Y la verdad es que aquí se trabaja mucho y muy duro. Pero vale la pena, la experiencia es enriquecedora, y se agradecen las pausas para comer y refrescarse. En las reuniones por la mañana se habla de cómo va todo y de los trabajos que hay que hacer, hasta ahora hemos tenido que realizar varios como transportar madera, quitarle los anzuelos a unas líneas incautadas a barcos de pesca ilegal, transportar unos motores fueraborda, arrancar un tractor (Chapolín) que llevaba meses abandonado, limpiar de sedimento una presa que da electricidad a la base… pero siempre, dentro del trabajo duro hay situaciones que hacen verlo con humor o algún animal para alegrarte la jornada… Lo que más anelamos al finalizar es refrescarnos, ya sea en la poza de un río, bajo una cascada, o simplemente bajo cualquier ducha… La verdad es que los días pasan un poco más rápido ahora, el trabajo es duro, pero en equipo se hace muy llevadero, entre todos vamos avanzando ayudándonos unos a otros… e incluso en ocasiones, nosotros mismos proponemos trabajos que podría mejorar algunas labores o hacerlas más eficaces… Solo espero volver a bucear pronto, aunque parece que tengo que esperar, sin embargo me puedo conformar unos días si el agua está clarita para nadar y hacer snorkel a las 16h al finalizar la jornada…

sábado, 20 de marzo de 2010

Ayer fue mi tercer día en la isla, no he escrito antes de la vida en La Isla porque no tenía muy claro que iba a explicar, es mejor esperar la inspiración, aunque sea un poco para poder coger impulso y forzarla… De hecho esta es la isla de las inspiraciones, puede parecer que cualquier cosa a tu camino te hace pararte un rato a observarla y deleitarte de ella, pero hay que saber ver, y ahora me está costando… pero alguien me ha dicho que yo se ver esas cosas… espero que sea verdad y consiga verlo todo más claro… Aquí se viene a trabajar, es algo que me quedó claro antes de venir y lo he cumplido estando en el puerto estas dos semanas, así que el desayuno se sirve a las 6.30h, a las 7.30h solemos reunirnos todos para distribuir las faenas a realizar y nos ponemos a ello hasta que, a las 12h disfrutamos del almuerzo… la tarde suele ser más de lo mismo hasta las 16h pero ayer conseguí tomarme un día diferente… por la mañana fui por primera vez a bucear aquí, ¡ha sido genial! La mejor inmersión de mi vida, y eso que me da la impresión de que aquí es de las malillas… ayer me fui a hacer apnea delante de la base y ya me encantó, un banco de peces me seguía por la derecha y un tiburoncillo por la izquierda, fue muy grata esa sensación de ser el extraño y que quisieran curiosearme… pero la inmersión de hoy ha sido increíble, empezamos viendo muchos tiburones coraleros, luego bancos de peces grandísimos con bandas amarillas, anguilas jardineras en la arena, peces loro, peces mariposa, ángel, jureles y muchísimos otros que yo no conozco, también se veían langostas cambiar de cobijo de una piedra a otra, en lo inesperado de estar mirando el gran azul, un majestuoso tiburón martillo se paseó por nuestro lado, orgulloso y sabiendo nuestra expectación, ni siquiera se dignó a pararse para saber de nosotros… aunque nos indicó la presencia de una raya preciosa en el fondo arenoso... lo más inesperado estaba por llegar… yo nunca había conseguido ver una tortuga buceando… y es muchísimo más bonito de lo que me pensaba, son las más graciosas, las más tiernas… le sacan a uno la sonrisa por el borde del regulador solo de verlas navegando entre las rocas con su tranquilidad… es curioso, nunca pensé que pudiera tener mi mente tan ocupada debajo del agua, toques de melancolía… pero, por suerte, allá abajo se ve todo diferente… y sirve de tranquilizante…

jueves, 18 de marzo de 2010

Rumbo 211º...

Finalmente llegó el día que tanto se ha había hecho esperar, el lunes 15 zarpamos de nuestro muellecito de Puntarenas después de pasar una mañana ajetreada. Ultimando preparativos de víveres, amarrando todo lo que podía caerse en la travesía, y esperando que desde capitanía se le diera el visto bueno al barco para navegar se nos hizo la tarde... No me lo creía del todo, no era muy consciente de lo que estaba sucediendo después de tanta desilusión en cuanto al viaje, pero al empezar a darle avante empezó a temblar el otro motor, el que no tembló en la prueba de la semana anterior... yo ya no me lo creía, pensé que quizás no debía ir a la Isla, era demasiada mala suerte. En la incertidumbre se pactó echar amarras y yo me iba a tirar a bucear a revisar las hélices, lo más probable era que algo se enganchara y provocara el temblor, el estero de Puntarenas es de los más sucios del país por la cantidad de gente que vive en sus riberas. Pero algo debió suceder, se desenganchó lo que provocó el problema o no sé, pero mis súplicas fueron escuchadas y el motor, sin motivo aparente, dejó de temblar... nos esperaba agua salada por doquier durante 40 horas... El viaje empezó difícil, la muy respetable mar no debía estar preparada o no confiaba en que saliéramos por fin, así que nos recibió con olas picadas y desagradecidas durante las primeras dos o tres horas al salir del gran golfo de Nicoya (Golfo que acoge la ciudad, pequeña península y manglar de Puntarenas). Era difícil andar sin apoyarse en las paredes, barandillas y escalones. Trabajar del puente a cubierta se hacía tedioso y era fácil sacar la broma de una supuesta borrachera entre el maquinista y yo... pero al sabernos sobre sus lomos de agua azul intenso y brillante, este Océano Pacífico hizo honor a su nombre y nos permitió cruzarlo, navegando, sin prisas... Rumbo 211º, ese era, a priori, el rumbo a nuestro destino. Las guardias en el puente eran silenciosas, por la noche solo se distinguía una casi imperceptible línea oscura a lo largo del horizonte y unas luces a lo lejos, en nuestra proa. Seguíamos en todo momento el Undersea Hunter, barco turístico que, a unos 6 o 7 nudos, remolcaba nuestra embarcación hermana también a la Isla, no podíamos dejarla sola, sin nuestro cuidado, los dos barcos llevaban siendo un equipo por mucho tiempo en el fangoso muelle, y seguirán siéndolo en sus patrullas contra la pesca en la isla... Aproveché mi aventura para lanzar un susurro a mi estimada mar, pensamientos y gritos de alivio en mi mente, todo lo lancé en una botella en alguna parte del final de la travesía con la esperanza de que sea escuchado... Justo antes del segundo amanecer se podía intuir la silueta de la isla, los peces voladores saltaban a nuestro paso temiéndonos depredador y eran capaces de volar casi 200 metros a pocos centímetros de la superficie, las fragatas nos observaban desde las alturas, otros nos pasaban rozando por delante y por detrás, por los lados... todos nos daban la bienvenida, se hizo el día, la isla es toda verde intenso, frondosa... maravillosa... finalmente llegamos a una catarata inmensa que cae entre unas palmeras, a la orilla del mar, es la puerta de nuestra bahía base en la Isla, la Bahía Wafer...

Plan "B"...

Del 11 al 14 estuve en Cabuya, en la boda de Marlon, el sitio era muy bonito, yo tuve que dormir en una tienda de campaña, pero en el sitio más privilegiado de todos, a pié del mar rodeado de palmeras y de arena blanca viendo venir las olas a lo lejos... Tuve que trabajar demasiado, ayudando a la familia a preparar todo, algo no me gustó de esos momentos, no era para lo que había venido, o por lo menos no a ese nivel, pero valió la pena conocer el sitio y la experiencia de, por las noches, sentirme allá solo en esa playa del Pacífico soñando con el momento de de estar al otro lado del horizonte, a 550 km o unas 340 millas, en la soñada Isla... La noche de la boda fue muy divertida,yo lo pasé genial! En verdad me di cuenta de que aquella no era mi fiesta, así que me despisté de ayudar y me escapé a la playa a pensar y escribir, me sentía bien, como otras veces en mi soledad y mis pensamientos, era un buen momento a pesar de tener muchas cosas en la cabeza pero, al anochecer, conocí a mis vecinos de acampada, la verdad es que tenía que haberlos conocido antes, y no en la última noche... Al intentar avivar una hoguera para escribir bajo su luz, en la arena, se acercaron para invitarme a hechar un rato con ellos, así fue como disfruté la noche de la boda, fuera de la boda, pero la disfruté, entre conversaciones sobre toros y gallos de pelea, un chifrijo buenísimo, trozos importados de estraperlo de queque o pastel de bodas, hielo, los chistes de la Macha, los bailoteos y las discusiones desde mi punto de vista graciosas sobre las hieleras, se pasó la mejor y última noche de mi experiencia en Cabuya... Un abrazo a los seis desde aquí! y perdon por sacar el tema de la hielera... :)

lunes, 8 de marzo de 2010

Momentos de incertidumbre...


Ya ha pasado una semana desde que llegué a Puntarenas. Las predicciones no fueron acertadas, el mismo jueves se hizo una prueva de la Cocos, fuimos navengando a Isla Tortuga, con una playa paradisíaca de palmeras y arena coralina blanca, pero muy cerca de Puntarenas, nos acompañó gente interesante, todo pareció ir bien. Al llegar allá estuvimos buceando para limpiar el casco, espátula en mano, de numerosas incrustaciones de crustáceos y gusanos tubícolas que le restan velocidad al barco... Pero algo no estaba correcto del todo, uno de los motores tembló más de lo normal, estubimos alineándolo este mismo lunes, pero ya no puede ser problema de alineación... La fecha se alarga, ya creemos haber hayado el problema, pero no salimos hasta el lunes 15, es frustánte, tanto tiempo deseando hacer este viaje y nunca llega, pero la ilusión es más fuerte, y la vida en el barco es interesante y productiva, siempre se aprenden cosas nuevas... ya le estoy cogiendo cariño a la Cocos, la siento mia en parte, y estoy deseando verme con ella en medio del Pacífico remontando oleaje y vientos, navegando con delfines e imaginándome el momento de tener tierra a la vista... Ahora tengo noticias nuevas, estoy invitado por el capitán a pasar el fin de semana en su casa, voy a asistir a la boda de su hermano, cerca de un lugar llamado Cabo Blanco... la verdad es que me ha hecho mucha ilusión, casi no nos conocemos pero me he entendido muy bien con toda la tripulación, forman un buen equipo, y ahora yo con ellos. Me tranquiliza porque sé que en el mar se defienden perfectamente... yo hago mi trabajo en el barco y aunque en ocasiones es agotador el sol abrasante y calor, por la noche, al reflexionar y pensar recostado en proa, bajo las estrellas entre los arboles del canal... se que estoy en el momento más intenso de mi vida... y lo voy a aprovechar...

miércoles, 3 de marzo de 2010

Vida de puerto...

Llevo dos dias en Puntarenas, nuestros barcos, Cocos y Cocos Patrol estan amarrados en un muellecito privado de una casita de madera en los manglares...desde las 5 de la mañana nos levantamos a trabajar para enlistarlos, las garzas, garcetas, pelicanos, espátulas y muchas otras aves nos rodean de buena mañana en un amanecer increible cuando la temperatura aun es soportable... tenemos luna llena estos dias y las mareas se dejan notar, en la marea baja los cascos se posan en el lodo del manglar y las barquitas pequeñas salen con las atarrayas a pescar camarones... Me gusta estar trabajando, ordeno herramientas, limpio el barco, alumbro al mecánico en la sala de máquinas... y si no tengo nada que hacer intento inventar algo útil... pero en ocasiones me descubro empapado en sudor por el calor sofocante de esta zona, sin embargo el trabajo me mantiene libre de pensamientos improductivos que surgen de vez en cuando sobre mi vida y que me hacen entristecer... En esos momentos pienso en lo que viene por delante... La Isla del Coco... sigo soñando, pero cada vez estoy más cerca de despertarme dentro de ese sueño...

Mañana iremos a Isla Tortuga, queremos probar los barcos antes del viaje definitivo, además allí aprovecharemos para limpiar los cascos de incrustaciones y lo haremos buceando... tengo ganas ya de meterme en el agua, este viaje está mezclando la mayoría de las pasiones de mi vida, aunque aleja de mi otras...

lunes, 1 de marzo de 2010

Empieza la aventura...


Hoy es lunes 1 de marzo, por lo visto tenía que dejar atrás febrero que ha sido un mes eterno de posibles fechas de salida y nunca se consiguió... sin embargo, el primero de marzo ya salgo con todo listo hacia Puntarenas, después de mucha paciencia, conseguí hablar con la persona indicada que me ha dado una plaza de marinero en unas lanchas de patrulla de la isla para hacer el viaje. No es el barco típico de los voluntarios pero, de hecho, para mi es mucho mejor, estas lanchas están en reparación en el continente y ya están casi listas, he hablado con el capitán y me ha dicho que si puedo me acerque con ellos a acabar de alistarlas y estos dias duerma en uno de los camarotes hasta el jueves.
Ese día posiblemente sadremos con cerca de 550 km de aguas del Pacífico de por medio hacia la Isla más bonita del mundo. Puede parecer una locura, pero mi afán de aventuras me hacen imaginar posibles tormentas, olas gigantes, acompañamientos de delfines, vista de ballenas, tortugas, otros barcos... quien sabe si también como el mío, almenos en espíritu, sean barcos piratas...